En su día a día, las empresas afrontan multitud de desafíos sociales, económicos y tecnológicos que las obligan a estar siempre a la última para poder competir con éxito en mercados muy exigentes. Así, además de renovar constantemente sus metodologías, instalaciones y medios materiales, es fundamental que destinen recursos para asegurarse de que sus empleados dominan las competencias de su sector y pueden superar sus retos.
Es por ello por lo que el talento humano es un intangible que las organizaciones deben cuidar y desarrollar por su capacidad para mejorar su productividad y potenciar su rentabilidad. De hecho, según un estudio publicado por ‘Forbes México’, aquellas compañías que invierten más del 5 % de sus ingresos en la capacitación de sus Recursos Humanos tienen, en promedio, un desempeño económico un 80 % superior al resto. Aunque, curiosamente, muchas parecen no saberlo, porque solo el 20 % de ellas realmente destinan esta cantidad o más a programas formativos.
Se trata de un caso similar al español, donde únicamente 1 de cada 5 empresas aprovechan las opciones que tienen a su disposición para reducir sus costes con formación bonificada. ¿Quieres saber en qué consisten y cuáles son sus ventajas? ¡Sigue leyendo y te lo contamos!
Fundamentos de la formación bonificada
La utilidad de formar a los empleados está fuera de toda duda, pero muchas empresas evitan hacerlo por temor a que estas actividades disparen sus gastos. Sin embargo, al ofrecer créditos para incentivar la realización de estos cursos en sus plantillas, los costes de las formaciones bonificadas no solo son asequibles para las organizaciones, sino que también son sinónimo de inversiones rentables a medio y largo plazo.
Pero vayamos al principio: ¿qué es la formación bonificada? En España, es un crédito común que el Estado pone a disposición de las empresas para ayudarlas en la formación de sus empleados. También se la conoce como formación continua o formación programada, y tiene la particularidad de que los contenidos de sus cursos están relacionados con la actividad que realiza la organización y con los cargos que desempeñan sus profesionales.
Para su óptima gestión y aprovechamiento, el Gobierno español cuenta con la Fundación Estatal para el Empleo (FUNDAE). Esta gestiona los fondos públicos que se destinan a las ayudas para la formación en las empresas, y facilita el acceso gratuito de los empleados a la oferta de formación bonificable.
Tipos de formación bonificada
Además de los bajos costes de la formación bonificada para las empresas, estos cursos también dan facilidades a los trabajadores. Para ello, se pueden ofrecer a través de diferentes modalidades:
- Telemática: el alumno realiza la acción formativa asíncrona, a través de Internet. Para ello, puede trabajar a su ritmo gracias a una plataforma donde encuentre todos los contenidos de estudio, se comunique con los profesores y realice sus ejercicios.
- Presencial: este tipo de formación bonificable es el tradicional, porque requiere que el alumno acuda físicamente al aula o a las instalaciones de su empresa, si es que el curso se imparte en este lugar. También es posible asistir a las formaciones de manera síncrona a través de un aula virtual siguiendo la formación de manera simultánea a la impartición en el aula.
- Mixta: combina la opción telemática con la presencial. El alumno asiste a clases en el aula, pero también puede completar su aprendizaje a través de una plataforma virtual o siguiendo algunas lecciones a través de videoconferencia.
Beneficios de la formación bonificada para las empresas
Al principio hemos dado algunos datos interesantes que demuestran que, además de ser rentable, la formación bonificada es una estupenda opción para que las empresas incrementen su productividad y competitividad. Pero a continuación vamos a hablar más en detalle sobre sus beneficios directos:
Incremento de la competitividad
La formación continua garantiza que los empleados actualicen o renueven sus conocimientos y habilidades. Algo de lo que se beneficia la empresa, al contar siempre con profesionales preparados para responder a las necesidades del mercado.
Retención de talento
Poder acceder a cursos de formación bonificable es una estupenda noticia para los empleados, porque disponen de una vía gratuita (para ellos) que les permite aprender y actualizar sus competencias. Por lo tanto, perciben que crecen y evolucionan desde el plano profesional sin necesidad de cambiar de empresa, lo que favorece su satisfacción y, por tanto, también alimenta su motivación.
Cumplimiento normativo
En determinados sectores, la formación normativa es obligatoria para las personas que realicen ciertas actividades. Es lo que sucede, por ejemplo, en el caso de los distribuidores de seguros y reaseguros, tal y como estipula el Real Decreto 287/2021 de 20 de abril. De forma que, en estos casos, la formación bonificable que se puede gestionar a través de FUNDAE cubre una necesidad vital.
Flexibilidad
Al disponer de las diferencias modalidades que hemos comentado antes (telemática, presencial o mixta), las empresas pueden adaptar la oferta formativa a los horarios y necesidades de sus empleados. Así, los cursos tienen un impacto mínimo tanto en su vida profesional como personal.
Fomento de la innovación
La amplia oferta de la formación bonificable incluye cursos destinados a la digitalización y al aprendizaje de competencias tecnológicas. Por lo que estos pueden ser una buena opción para acelerar estos procesos en el seno de las organizaciones y alinearlas con las tendencias emergentes y necesidades del mercado.
Costes de la formación bonificada
El aspecto económico es otra de las grandes ventajas de la formación bonificable. De hecho, su importancia es tal que merece su propio apartado, ya que, al recurrir a estos cursos, las empresas optimizan sus recursos y potencian el talento de sus empleados sin necesidad de realizar grandes inversiones.
En este sentido, hay que considerar que los costes de la formación bonificada se financian a través de las cuotas que las empresas pagan mensualmente a la Seguridad Social. Cada organización que cotiza por formación profesional dispone de un crédito anual para este concepto, que se calcula aplicando el porcentaje anual establecido por la Ley de Presupuestos Generales del Estado a la mencionada cuantía que ingresó para ello durante el año anterior en la Seguridad Social.
En cualquier caso, la empresa debe haberse dado de alta en la aplicación de la Formación Programada, y aportar toda la información que esta necesita para calcular las bonificaciones que la corresponden.
Tipos de costes de la formación bonificada
Como la empresa tiene que esperar al momento de liquidar sus cotizaciones de la Seguridad Social para aplicarse las bonificaciones correspondientes, al principio debe afrontar los costos de la formación bonificada. Entre ellos:
- Costes relacionados directamente con el proceso formativo, para que este se lleve a cabo.
- Costes por utilización de recursos internos, si la formación se realiza internamente en la empresa y se utilizan alguno de sus recursos, materiales o incluso profesionales para impartirla.
- Costes relacionados con la administración de la formación, para gestionar la bonificación y aportar toda la documentación requerida por FUNDAE.
- Costes asociados con la interrupción de la actividad de los empleados, si es que los cursos se imparten en horario laboral e implican que su operatividad se vea interrumpida. En estos casos, es clave una buena organización para minimizar su impacto.
- Costes de certificación, si los cursos bonificables incluyen la expedición de certificados o diplomas por su realización.
Tal y como se indica en el Artículo 5 de la Orden Ministerial TAS 2307/2007, las empresas que quieren beneficiarse de la formación bonificada están obligadas a identificar en cuenta separada de su contabilidad todos los gastos de ejecución de las acciones formativas. Y, además de justificarlos, también deberán conservar la documentación acreditativa de la formación durante 4 años, incluyendo los soportes justificativos de los costes, la contabilización y la materialización de los pagos.
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En definitiva, no solo es importante que las empresas sepan qué es la formación bonificada, también lo es que conozcan las ventajas que hacen de ella una opción muy rentable para potenciar las habilidades y competencias de sus empleados. Y es que, más allá de sus requerimientos administrativos, FUNDAE permite a las empresas ofrecer cursos de valor sin la necesidad de hacer grandes inversiones.
Esta es la razón por la que nuestra oferta de Cursos de Formación Continua es tremendamente atractiva no solo para los profesionales que buscan crecer en el ámbito personal y laboral, también para las empresas que quieren ofrecer las mejores opciones formativas a sus empleados para que dominen y se mantengan actualizados en áreas como el Project Management y la Gestión, Comercial y Ventas, Comercio Internacional, Contabilidad y Finanzas, Digitalización, Informática y Nuevas Tecnologías, Habilidades Directivas y RR.HH, Marketing y Comunicación o Idiomas.
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