Aunque el dióxido de carbono (CO2) solo representa el 0,04 % de los gases que componen la atmósfera, es imprescindible para la vida en la Tierra. Entre las funciones vitales que realiza está regular la temperatura del planeta y participar en la fotosíntesis, para que las plantas puedan liberar el oxígeno que luego utilizan muchos de los seres vivos.
Sin embargo, el equilibrio es frágil y un exceso de concentración de este gas implica un calentamiento excesivo y el riesgo de un cambio climático a medio y largo plazo. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en los últimos 20 años las concentraciones atmosféricas de CO2 han crecido un 11,4 %, lo que ha provocado que esta haya pasado de unos valores de 280 partes por millón en la era preindustrial a las 420 partes por millón calculadas durante el verano de 2025.
Detrás de este fenómeno está claramente el ser humano y el desarrollo de sus actividades industriales. Lo que en los últimos años ha generado una importante concienciación sobre la huella de carbono de las empresas y la adopción de medidas para reducir estas emisiones con el objetivo de recuperar el equilibrio natural.
¿Qué es la huella de carbono de una empresa?
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible del Gobierno de España define la huella de carbono como «el indicador ambiental que mide la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono (CO2), emitidos directa o indirectamente por actividades humanas». Por lo tanto, es una herramienta fundamental para evaluar el impacto no solo de las personas, también de las actividades empresariales que se realizan para producir, distribuir y comercializar productos o para ofrecer servicios.
Es más, la huella de carbono empresarial es un mecanismo imprescindible para poder alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 13, el cual alude a la Acción por el Clima. Su misión es hacer del cambio climático un asunto primordial en las políticas, estrategias y planes de los países, empresas y sociedad civil, para reducir las emisiones de estos GEI y frenar el calentamiento. Y es que, por ejemplo, en la Unión Europea las emisiones industriales suponen el 20,3 % del total, mientras que las correspondientes a las actividades residenciales y comerciales, el 11,9 %.
En esta labor cada esfuerzo cuenta, a pesar de que solo unas pocas corporaciones y entidades estatales a nivel global son las responsables de la emisión de la mayoría de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera: en concreto, 57 de ellas produjeron el 80 % de estos gases en los siete años posteriores a la firma del Acuerdo de París, entre 2016 y 2022. No solo por el hecho de que cada empresa pueda controlar su huella de carbono, también para que pueda dar ejemplo y mostrar públicamente su compromiso con el medioambiente.
Normativa sobre la huella de carbono empresarial
La Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética introduce medidas para el fomento de energías renovables, la eficiencia energética y la movilidad sostenible; primero con la intención de reducir las emisiones a corto plazo (2030) y después para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Así, con esto en mente y entre otras obligaciones, establece que una serie de empresas deben calcular su huella de carbono y elaborar planes específicos para la reducción de sus emisiones.
Posteriormente, el Real Decreto 214/2025, de 12 de abril, creó el registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono, quedando definida esta obligación para su cálculo y la elaboración y publicación de los mencionados planes para la reducción de la generación de los gases de efecto invernadero.
Así, desde el 1 de enero de 2025 estas son las empresas que están obligadas a saber cómo calcular su huella de carbono:
- Las que tengan una media de empleados durante el año que supere los 500 trabajadores.
- Las que sean consideradas entidades de interés público según la legislación de auditoría de cuentas, o que, durante dos años consecutivos, cumplan (al cierre del ejercicio) al menos dos de estas tres condiciones: que el total de su activo consolidado supere los 20 millones de euros, que su cifra de negocio consolidada anual supere los 40 millones o que su media de empleados durante el año supere los 250.
Sin embargo, cada comunidad autónoma puede implementar sus propios requisitos y obligaciones, por lo que es importante que las organizaciones consulten la normativa local para saber si realmente están obligadas a comunicar su huella de carbono empresarial y sus medidas para reducirla.

¿Cómo medir la huella de carbono en una empresa?
La necesidad de calcular la huella de carbono de una empresa puede convertirse en un problema si no se sabe por dónde empezar. La opción más sencilla, aunque no económica, es externalizar esta labor para que una consultora especializada realice el trabajo. Pero también es posible hacerla internamente, estableciendo un departamento de sostenibilidad o medio ambiente o asignando esta responsabilidad a los profesionales de la plantilla que estén capacitados, como los responsables de logística, finanzas u operaciones.
En estos casos, el proceso para realizar estas mediciones implica:
1. Definir un estándar corporativo de contabilidad y reporte, como el GHG Protocol o la Norma UNE-EN ISO 14064.
En el caso del GHG Protocol, ha sido desarrollado por el World Resources Institute (WRI) y el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), en cooperación con diversas empresas privadas, gobiernos y grupos ambientalistas. Permite contabilizar seis tipos de gases GEI, incluyendo el CO2, y clasifica las emisiones en tres grandes grupos:
- De Alcance 1: emisiones directas, como combustibles fósiles o procedente de maquinaria.
- De Alcance 2: emisiones indirectas por consumo de electricidad, vapor, calefacción o sistemas de refrigeración comprados.
- De Alcance 3: el resto de las emisiones indirectas, incluyendo el transporte de proveedores, los viajes de negocios o las causadas por la gestión de residuos, la utilización de los productos vendidos, etc.
2. Recopilar los datos relacionados con la huella de carbono empresarial
La organización debe contar con sistemas o mecanismos para monitorizar sus emisiones de GEI, de manera que pueda determinar de forma semanal, mensual o anual, por ejemplo, su consumo de electricidad (kWh) o combustible (litros), lo que recorren sus vehículos (en kilómetros), los viajes que se realizan en sus medios de transporte, su producción de residuos, etc.
3. Utilizar una calculadora de huella de carbono
La clave sobre cómo medir la huella de carbono de una empresa está en aplicar esta fórmula:
Huella de carbono = Dato de Actividad x Factor de Emisión
Siendo el dato de actividad el parámetro que define el grado o nivel de la actividad que genera las emisiones de GEI (como KWh) y el factor de emisión la cantidad de GEI que emite cada unidad del parámetro. Además, las unidades en las que se expresen los factores de emisión deben elegirse en función de los datos de la actividad de los que se disponga.
Para hacerlo de la forma más sencilla posible, la organización puede utilizar herramientas públicas diseñadas para calcular la huella de carbono en función de los datos de actividad, como la que ofrece los Servicios Empresariales de la Cámara de Comercio de Madrid o las disponibles en el portal del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
4. Elaboración de un informe con los resultados obtenidos
Una vez que está definido el estándar de contabilidad y reporte, que se disponen de los datos y que estos se han convertido a los factores de emisión, la empresa debe detallar en un documento los resultados. En el mismo deben figurar los gases de efecto invernadero que ha emitido de forma directa o indirecta para el período analizado, que normalmente será de un año.
También se puede hacer una comparativa con los resultados de informes previos, así como propuestas de acciones para la reducción; e incluir las certificaciones de las que dispone la empresa, en caso de tenerlas.
5. Validación por un tercero y mecanismos de compensación
Para garantizar la integridad, grado de ejecución y transparencia de este cálculo, la organización puede solicitar la validación por parte de un tercero especializado (como una consultora medioambiental) del informe que ha emitido. En ese caso, esta emitirá un documento de verificación o certificado de huella de carbono de empresa que garantice que las emisiones calculadas cumplen con los estándares y los protocolos establecidos, incrementando con ello la confianza y credibilidad frente a los clientes, socios, inversores y empleados.
Además, la empresa también puede hacer un esfuerzo que se complemente con las medidas de su plan de acción para la reducción de las emisiones de carbono. Para ello, puede compensar las emisiones que no pueda reducir de forma directa a través del apoyo o la financiación de proyectos que fomenten la neutralidad de estos GEI, como los destinados a la reforestación, el desarrollo de energías renovables o al impulso de la eficiencia energética.
¿Cómo disminuir la huella de carbono en una empresa?
No solo es importante que los responsables sepan cómo medir la huella de carbono de su empresa, sino que también tengan la capacidad de reducirla. De hecho, como hemos indicado, en algunos casos es incluso obligatorio disponer de un plan específico para actuar e ir logrando avances que sean consecuentes con la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo aprobada en 2020 por el Consejo de Ministros, y que busca alcanzar la neutralidad climática del país en los próximos 25 años.
Algunas de las medidas más habituales que pueden implementar fácilmente las empresas son:
Para la eficiencia energética y el aprovechamiento de las energías renovables
En primer lugar, la organización debe realizar una auditoría energética para detectar las opciones de mejora que tiene disponibles. Una medida básica es pasar de un modelo energético basado en combustibles fósiles a otro basado en energías renovables, como la solar, térmica o eólica. Además, también se pueden realizar cambios encaminados a incrementar la eficiencia energética, como instalar luces LED, mejorar el aislamiento de las instalaciones o instalar sensores de movimiento que enciendan las luces solo si hay alguien.
Para la sostenibilidad del transporte y la logística
Es importante que la empresa pueda optimizar sus rutas logísticas y encuentre la mejor forma de gestionar sus envíos, porque en España el sector transporte representa el 30,7 % de las emisiones de GEI. Una buena forma de conseguirlo es renovar paulatinamente la flota de vehículos para que estos sean híbridos o eléctricos.
Además, en caso de ser posible, se debe impulsar la movilidad sostenible de los empleados y fomentar entre ellos el teletrabajo y el uso del transporte público o compartido.
Para mejorar la infraestructura y las operaciones
Las características de las instalaciones de trabajo pueden condicionar la huella de carbono empresarial, porque las edificaciones y elementos (como máquinas o electrodomésticos) antiguos o poco eficientes pueden incrementar los consumos y elevar las emisiones de gases contaminantes. Así, a la hora de renovar las oficinas o espacios de trabajo, las empresas pueden optar por diseños sostenibles (a través de certificaciones como LEED o BREEAM) para mejorar su eficiencia; o también pueden impulsar su digitalización para simplificar determinados procesos y reducir su demanda energética.
Para la gestión de residuos y el consumo responsable
La organización también debe implementar un modelo de economía circular que busque extender la vida útil de los productos que usa para llevar a cabo sus actividades. La puesta en marcha de políticas de austeridad y un enfoque hacia las 3 R (Reducir, Reutilizar y Reciclar) permitirá aprovechar mejor estos productos y disminuir la generación de residuos.
Optimización de las cadenas de suministro
A la hora de pensar cómo disminuir su huella de carbono, la empresa no solo debe plantearse medidas internas. También debe tomar decisiones adecuadas en sus operaciones externas, como aquellas que implican la selección de proveedores, la compra de productos o servicios, o la formalización de acuerdos con socios. En este sentido, es aconsejable colaborar con empresas comprometidas con la sostenibilidad y trabajar para la implementación, a lo largo de toda la cadena de suministro, de prácticas que sean responsables.
Formación y desarrollo de una cultura empresarial sostenible
El objetivo de disminuir la huella de carbono de una empresa debe ser común para todos los empleados, así que la organización tiene que considerar la sostenibilidad como uno de los pilares de su cultura y estrategia. En este sentido, es fundamental que:
- Fomente la formación y la sensibilización ambiental de su plantilla.
- Sea clara y transparente al comunicar sus acciones e informes.
- Promueva la participación de sus inversores y clientes en sus iniciativas verdes.
Formación especializada para una gestión sostenible
A raíz de la importancia que han adquirido en los últimos años la sostenibilidad y el cálculo de la huella de carbono empresarial, ha crecido mucho la demanda de perfiles especializados en labores medioambientales, como ingenieros, consultores, auditores y ambientólogos. Así lo confirma, por ejemplo, el Informe Global Green Skills Report 2023 de LinkedIn, el cual apunta que, a nivel mundial, las contrataciones para empleos verdes crecieron un 15,2 % entre 2022 y 2023.
Por lo tanto, elegir hoy este camino es una de las mejores decisiones que puede tomar actualmente un alumno que busca incorporarse en poco tiempo al mercado laboral o que quiere dar un giro a su carrera profesional. Especialmente si opta por realizar el Máster en Sostenibilidad Organizacional que ofrecemos en la Escuela de Negocios de la Cámara, porque es una doble titulación (con Título Propio de la Universidad Rey Juan Carlos y Título de la Cámara de Comercio de Madrid) que precisamente aporta una formación global para la gestión sostenible de las organizaciones.
Así, a lo largo de sus 600 horas lectivas, se enfoca en un modelo de triple balance que logra medir el impacto ambiental, social y económico de las prácticas empresariales. De forma que, de la mano de profesores expertos en sostenibilidad, los estudiantes aprenden a aplicarlos a todos los stakeholders, a lo largo de toda la cadena de valor y en todas las áreas funcionales de la administración de las empresas (como producción y operaciones, marketing, RRHH y contabilidad y finanzas). Lo que representa una visión completa e integradora que convierte a este Máster en una propuesta única en el panorama formativo actual.
Lidera el cambio hacia un mundo más sostenible y eficiente
En un contexto donde la sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad, las empresas tienen la responsabilidad (y la oportunidad) de liderar el cambio hacia un modelo más respetuoso con el planeta. Medir la huella de carbono de empresas, reducirla y compensarla no solo mejora la eficiencia y reputación corporativa, sino que también abre nuevas puertas a la innovación y al compromiso social.
Si quieres ser parte activa de esta transformación y adquirir las competencias necesarias para impulsar una gestión sostenible en cualquier organización, te animamos a matricularte en el Máster en Sostenibilidad Organizacional de la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Madrid. Da el paso hacia un futuro profesional con propósito… ¡y conviértete en el agente de cambio que las empresas necesitan!