ENTREVISTA A ALFREDO URDACI, DOCENTE DEL PROGRAMA SUPERIOR MUJER Y LIDERAZGO
Alfredo Urdaci es uno de los periodistas españoles de trayectoria más reconocible. A lo largo de sus cerca de cuarenta años de recorrido profesional, ha trabajado en radio (RNE), en prensa (‘Diario 16’, ‘La Gaceta de los Negocios’ y ‘Osaca’) y televisión (en TVE, como director de Informativos entre 2000 y 2004, y como presentador; además de en Antena 3, Telecinco, Onda 6 y Telemadrid como colaborador).
Una experiencia que ha compaginado con su faceta de escritor, ya que es autor de varios libros, entre los que se encuentra ‘Cuéntame algo bueno. Conversaciones con mujeres’ (2019, Ludiana Editores). En esta obra, el navarro demuestra la importancia que le da a la comunicación en clave femenina, ya que actualmente también ejerce como docente del Programa Superior MUJER Y LIDERAZGO que se imparte en la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Madrid.
Como periodista especializado en Comunicación Corporativa y Gestión de crisis, así como en Comunicación personal, Urdaci ha contribuido en la formación y entrenamiento de las capacidades comunicativas de un gran número de altos ejecutivos. Por eso, hemos querido charlar con él para que nos cuente cómo enfoca sus clases para favorecer el liderazgo femenino desde una comunicación que, desde su punto de vista, debe ser empática, altruista y sincera.
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¿Qué te motivó a formar parte como docente del Programa Superior de MUJER Y LIDERAZGO?
Una de las grandes carencias de los profesionales en España es el dominio de las habilidades de comunicación. El recorrido curricular de escuelas y universidades tiene un fallo: no se enseña a hablar en público, no se trabaja el liderazgo en comunicación.
Llevo dedicado a este tema veinte años. He trabajado con presidentes de compañías y con directivos de varias grandes empresas. Y en todos he visto el efecto transformador que tiene el ejercicio de la comunicación como una herramienta de liderazgo. Llevarlo a la Cámara ha sido, para mí, una gran oportunidad que me ha vuelto a demostrar que tenemos todos un gran potencial, y que se trata tan solo de ejercitarlo. La Cámara me permite llegar a muchas mujeres directivas de orígenes y ámbitos muy diversos, y ofrecerles todo aquello que les pueda aportar en este terreno.
En tu experiencia, ¿Cuál es la relación entre comunicación efectiva y liderazgo exitoso?
Es una relación sine qua non: sin buena comunicación no hay liderazgo, y los buenos líderes incluyen siempre entre sus habilidades la de la comunicación: saber qué decir, cuándo decirlo, concretar el mensaje, tener en cuenta al otro, ponerse en el lugar de nuestra audiencia, y darles algo de valor. Es más fácil seguir a un líder que comunique bien, porque la comunicación es la demostración de que su liderazgo está basado en el bien común y en la empatía.
¿Qué habilidades o lecciones clave intentas transmitir a tus estudiantes del Programa Superior de MUJER Y LIDERAZGO?
La primera: esto se domina trabajando. NO hay otra forma. Unos pueden tener más soltura que otros, pero se trata solo de trabajo, y de tener en cuenta unas pocas reglas: lo importante es quien escucha, no quien habla; debes conocer a tu audiencia, saber qué siente, qué les preocupa; debes ser humilde; debes utilizar un lenguaje sencillo, y debes hablar al corazón, con cabeza, pero siempre al corazón, y desde el corazón.
¿Cómo integras tus experiencias en radio y televisión en la formación de líderes?
Enseño lo que he aprendido. Y tengo ya unos cuantos años de recorrido que me han permitido aprender algunas cosas y desaprender otras. Cuarenta años de experiencia en radio y televisión me han permitido saber qué es lo que funciona, y qué errores se deben evitar. Por eso, la mayor parte de los ejemplos que llevo a mis clases están extraídos de momentos de la televisión, de discursos memorables, de buenos casos de buena comunicación.
¿Qué diferencias has encontrado entre comunicar a través de los medios y comunicar como docente en un aula?
En el aula conoces mejor a tu audiencia, puedes dialogar, saber qué les preocupa. Pero, además, el aula tiene algo muy importante para esta formación: permite convertir la última hora en un ejercicio práctico. Las alumnas salen a exponer un tema, a persuadirnos de una idea, a recomendarnos actuar de un determinado modo.
Ejercen, por tanto, un liderazgo y se dan cuenta de su potencial. Esa es la piedra clave de esta formación: que una vez que se den cuenta de sus capacidades y de las posibilidades de liderazgo que brinda la comunicación, encuentren una motivación extra para dedicarle tiempo y energía.
¿Qué estrategias consideras más efectivas para motivar a equipos diversos y promover un entorno de trabajo inclusivo?
Para mí, es fundamental encontrar un «nosotros«, aquello que nos puede unir de una forma tan cohesionada que seamos capaces de trabajar en equipo con un propósito. Esto exige que dejemos a un lado intereses particulares.
El «nosotros» debe estar basado en el bien común, y debe integrar a todas las personas del equipo. El «nosotros» es aspiracional: busca una meta que nos beneficia a todos, que nos aporta bienestar y éxito a todos y cada uno de los miembros del equipo. Al «nosotros» no le valen intereses de parte. Cuando el equipo descubre que trabaja exclusivamente para la promoción de un jefe, entonces el nosotros se diluye. Encontrar ese bien común nos permite integrar a todos.