Cuando un profesional accede al mercado de trabajo, ofrece a las organizaciones y empresas todo su potencial. De hecho, no hay dos personas iguales, así que cada perfil es único por todo lo que puede aportar en el día a día. Lo que lleva a los reclutadores y captadores de talento a analizar en detalle las habilidades blandas y duras de cada candidato para determinar quién es el que mejor se adapta a sus requisitos.
Actualmente, estas están tan estandarizadas que se han convertido en objeto de estudio en el ámbito de la empleabilidad. Los centros de estudio que se enfocan en la formación práctica, como las Escuelas de Negocio, tienden a integrar el aprendizaje de estas skills en sus programas de trabajo, con el objetivo de que sus alumnos puedan enfrentarse con éxito a los retos más comunes en sus respectivos sectores.
Por lo tanto, dado su valor, en este artículo vamos a hablarte de las habilidades duras y blandas, de cómo diferenciarlas y, lo más importante, de cómo adquirirlas para potenciar el Currículum Vitae (CV) del candidato.
¿Qué son las habilidades duras y blandas?
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define la palabra ‘habilidad’ como la «capacidad o disposición para algo» y la acompaña de sinónimos como «capacidad, disposición, aptitud, competencia, experiencia, cualidad». Y dado que trabajar requiere llevar a cabo una actividad para producir y conseguir unos resultados, es lógico que hablemos de la existencia de unas habilidades laborales o de trabajo que permiten desempeñar estas tareas de forma más eficiente.
Antes de otear el mercado de trabajo para buscar nuevos empleados, las empresas, organizaciones y administraciones deben tener claras las habilidades principales asociadas a cada puesto. Para ello, deben esbozar un perfil de trabajador ‘ideal’, que sea lo más completo posible y se adapte perfectamente tanto a los requisitos específicos de su futuro cargo, como del sector y de su futuro entorno de trabajo.
¿Cuáles son las habilidades duras y blandas?
Con el objetivo de facilitar todo este proceso de reclutamiento, se ha establecido dos grandes grupos de habilidades según de su capacidad para ser cuantificadas. De esta forma, tenemos:
- Habilidades duras, también conocidas en inglés por ‘hard skills’: son las más sencillas de determinar, porque son las habilidades técnicas que presenta el candidato. Dadas sus características, son perfectamente medibles, porque el profesional las adquiere a través de procesos formativos (como estudiando licenciaturas, cursos superiores, maestrías o doctorados) y su experiencia previa. Así que lo habitual es que el propio candidato las especifique en su CV en los apartados referidos a sus estudios y experiencia.
- Habilidades blandas, denominadas en inglés ‘soft skills’: son las competencias de carácter emocional o humano que permiten a la persona comunicarse y desenvolverse adecuadamente dentro de los grupos de trabajo y en el ámbito profesional. Por lo tanto, no son fácilmente cuantificables, ya que pertenecen más al ámbito personal y no se desarrollan solo desde el campo teórico: también están ligadas a la forma de ser y de comportarse del individuo.
Diferencias entre habilidades duras y blandas
Como hemos señalado, las habilidades duras son de tipo técnico y cuantificables. Se vinculan a conocimientos específicos que se pueden obtener en el aula y a competencias que se desarrollan realizando actividades relacionadas con el trabajo. Mientras que las habilidades blandas son de tipo intangible y de carácter emocional, personal y social, porque definen la forma en la que el profesional se relaciona con su entorno. Así que influyen directamente en los demás y son importantes para el ambiente de trabajo.
Habilidades duras y blandas: ejemplos
Las habilidades duras del empleado deben incluir competencias relacionadas con el cargo o sector en el que está especializado. Por ejemplo, una persona que trabaje en el sector servicios de cara al público necesitará dominar varios idiomas para comunicarse más efectivamente. Mientras que un informático deberá dominar aspectos técnicos vinculados a su actividad: programación de software, manejo y dominio de programas, reparación de componentes, ciberseguridad, etc. Y un especialista financiero deberá tener conocimientos en contabilidad, gestión contable, análisis, elaboración de presupuestos o emisión de informes.
Por su parte, las habilidades blandas son más genéricas y es normal que se compartan entre los profesionales de diferentes sectores y campos de trabajo. De hecho, muchas de ellas son muy valiosas para todo tipo de trabajadores, independientemente de su especialización: es el caso de la capacidad de comunicación y de trabajo en equipo, de la proactividad, liderazgo, empatía, facilidad para la resolución de problemas, adaptabilidad y flexibilidad, creatividad, pensamiento crítico, persuasión o control emocional.
¿Cómo desarrollar habilidades duras y blandas?
El camino hasta conseguir la habilidad dura o blanda no es el mismo:
Habilidades duras
En el caso de las hard skills, el profesional debe recurrir a la formación para asimilar los conocimientos teóricos y prácticos que necesita. Al completar estas licenciaturas, cursos o maestrías, adquirirá sus correspondientes certificados o diplomas que acreditarán que domina esas habilidades duras específicas, incluyendo tanto las capacidades relacionadas como el dominio de las herramientas necesarias.
Unas habilidades que luego podrá pulir y desarrollar a través de la práctica constante, el trabajo directo con mentores o asesores y la adquisición de experiencia (por ejemplo, participando en proyectos donde pueda ponerlas en práctica).
Habilidades blandas
Para las soft skills, la persona debe ser consciente de sus virtudes y carencias en este aspecto y trabajar específicamente para desarrollar su inteligencia emocional. Esta es la razón por la que el factor experiencial es especialmente importante en este caso, porque para desarrollar las habilidades blandas se necesita practicar en grupos sociales y de trabajo: comunicándose, liderando, resolviendo conflictos, negociando, empatizando o dejándose inspirar por otros.
No en vano, el feedback y las opiniones de los demás pueden ser muy útiles para ayudarnos a mejorar, así como los consejos sobre desarrollo personal, liderazgo, psicología o comunicación que podamos encontrar en libros, conferencias o mentorías de especialistas en estas materias.
La Escuela de Negocios de la Cámara de Madrid te ayuda a desarrollar tus habilidades duras y blandas con los cursos de Habilidades Directivas y Recursos Humanos para mejorar tus habilidades para la gestión de personas y dirección.
Como ves, en el fondo son dos caras de la misma moneda, porque la aplicación de las habilidades duras en el entorno de trabajo puede llevar perfectamente al desarrollo y la mejora de las habilidades blandas. Algo que también se puede realizar en el aula con vistas a una completa formación del candidato, tal y como se hace en los Cursos de Formación Continua bonificados de la Escuela de Negocios de la Cámara de Madrid.
Estos están especialmente pensados para que el profesional renueve constantemente sus capacidades y habilidades, tanto duras como blandas, para mantenerse competitivo en el mercado laboral. De ahí que ofrezcan una perfecta comunión entre el aprendizaje de conocimientos teóricos y el desarrollo de competencias emocionales aplicables en sectores y ámbitos muy diversos: agile, Project management y sistemas de gestión; comercial y ventas, comercio internacional, contabilidad y finanzas, digitalización, informática y nuevas tecnologías; habilidades directivas y RRHH, marketing y comunicación o idiomas.
Ventajas de introducir habilidades duras y blandas en el entorno laboral
Tanto las habilidades duras como las blandas son perfectamente compatibles. Para ofrecer un perfil lo más completo posible, el profesional debe desarrollar competencias características de cada una, porque para tener éxito no es suficiente tener conocimientos técnicos sobre su actividad, también se requieren aptitudes para llevarlas a la práctica y plasmarlas en sus entornos de trabajo y en colaboración con sus compañeros.
En este caso, buscar el equilibrio entre habilidad dura y blanda es la clave para estar preparados en un mercado laboral tan competitivo como el actual. Al combinarlas correctamente, nos convertimos en unos trabajadores polivalentes y ‘todoterreno’, tan capaces de ofrecer respuestas y ser productivos a título individual como de aportar y ser piezas claves en equipos de trabajo completos y competitivos.
Esto es algo que agradecen las empresas, ya que pueden contar con un trabajador moderno y cualificado para desenvolverse en prácticamente cualquier entorno y situación. Y, por supuesto, los clientes, porque el empleado tiene todo lo necesario para ofrecerles una atención efectiva, asertiva y empática que sirva para optimizar su experiencia.
Conviértete en el profesional que demandan hoy las empresas
¿Qué te parece, te animas a adquirir nuevas habilidades duras y a mejorar tus habilidades blandas? En la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Madrid hay prácticamente un curso para cada tipo de profesional.
Busca el tuyo y matricúlate, pues al hacerlo experimentarás un crecimiento personal y profesional que no solo te permitirá incrementar tu autoestima y la confianza en tus posibilidades, también potenciará tu empleabilidad. Principalmente, porque adquirirás las competencias que necesitas para ser más productivo en tu área de especialización y entrarás en contacto con otros profesionales que te ayudarán a crecer y desarrollar tus capacidades sociales y emocionales.
¡Invierte en tus habilidades duras y blandas… y tu futuro te lo agradecerá!